LA VOLUNTAD DE DIOS

Las palabras ocultan el verdadero significado de las cosas cuando se trata de explicar lo que es abstracto. Espero que con el tiempo, el ser humano pueda crear otras que expliquen y transmitan lo que ocurre realmente en una experiencia espiritual trascendental.

El limitado número de palabras que hemos inventado, no es suficiente para explicar la espiritualidad verdadera. Con todas las palabras que están en el diccionario, solo podemos dilucidar de manera correcta las situaciones concretas que se dan en el mundo material. Pero todo lo que se da en el mundo espiritual, necesita de un idioma especial que lamentablemente todavía no se ha inventado. ¿Por qué aún no ha sucedido eso? Porque las experiencias espirituales son íntimas y se dan en estados de conciencia donde la comunicación es diferente, y por lo tanto se necesita de palabras nuevas que puedan explicar correctamente lo que uno vive en el Astral.

Sé que ese nuevo idioma, inevitablemente aparecerá cuando un gran porcentaje de la humanidad sea realmente espiritual. Entonces, como todo, nacerá de la necesidad.

Cuando uno habla de una experiencia espiritual, en este caso en el Astral, por más cuidadoso que uno sea, la experiencia se desfigura. La experiencia ya expresada en palabras, termina convirtiéndose en una historia fantástica, y muchas veces ridícula. Ese es el motivo por el que no me he atrevido a contar mis experiencias astrales. 

Las cosas que se comprenden cuando nuestra mente tiene para esto un recurso más, es decir, cuando está en modo interdimensional, también son incomunicables sin que estas pierdan su esencia, porque no existen las palabras correctas para explicar las conclusiones a las que uno llega en ese momento.

Los que se desdoblan, saben, que hay situaciones, circunstancias, determinadas conclusiones, que solo pueden hacerse en el Astral. Cuando uno está allá, en la Quinta Dimensión, reflexionando, todo cuadra, y es como una hermosa ecuación. Cuando uno despierta, la comprensión se reduce a este mundo, y la hermosa ecuación, desaparece, ya no está, es un absurdo.


Todo el diccionario, en este caso el Diccionario de la Legua española, está colmado de palabras que sostienen este mundo. Cada palabra, sostiene, afirma, y reafirma, lo que significa. Así ha ocurrido por el uso y la costumbre. Gracias a esto, todos los mensajes de los pocos humanos que han llegado a la iluminación, (hasta esa palabra distorsiona lo que ellos hicieron) han sido malinterpretados, por ignorancia, o, por oportunismo y conveniencia. Por ese mismo motivo, cuando se habla de la voluntad de Dios, nos han hecho creer que ella, esta solamente relacionada con alguna religión en particular y que solo ella goza de tener la verdad. Pero, la voluntad de Dios es tu voluntad y la de tu enemigo. La voluntad de Dios, es mi voluntad y la de mis hermanos, estén de acuerdo conmigo, o no.




La voluntad de Dios no es parcial. La voluntad de Dios es la voluntad de todos, y no hay contradicciones si lo vemos desde un nivel superior. “Buenos y malos”, todos, hacemos la voluntad de Él. Si en todo está la voluntad de Dios, entonces, somos nosotros los que debemos hacernos responsables por nuestros actos, porque hasta en el mínimo movimiento de nuestros músculos, está la voluntad de Dios. Y entonces, debemos usar esa voluntad responsablemente, y esto quiere decir, que luego tenemos que responder por lo que hagamos con ella. 

Así que la voluntad de Dios está allí, para todos, “buenos y malos”, y podemos lograr nuestros objetivos porque esa es la voluntad de Dios. Pero debemos comprender que cuando sembramos trigo, cosechamos trigo, no frijoles, ni zanahorias. Así, lo “bueno” trae como consecuencia lo “bueno”, y lo “malo” lo “malo”. Además, cuando sembramos trigo y luego cosechamos trigo, también debemos comprender que de un grano, cosecharemos no uno, sino, cientos; entonces, si nuestras acciones son “buenas”, cosecharemos cosas “buenas” en cantidad; y si son “malas”, tendremos como resultado consecuencias “nefastas” en abundancia.

Dios es amor infinito. A nadie le negaría su poder, energía y fuerza; y su voluntad está absolutamente en todo. Al saber esto, los que crearon las religiones, creencias, escuelas espirituales, etc., se dieron cuenta que tenían que inventar algo para que el ser humano viviera en la ignorancia y así no usara el total de sus potencialidades, porque si lo hacía, era peligroso. Entonces restringieron la voluntad de Dios a su particular religión.

Los católicos dicen: esta es la voluntad de Dios. Exactamente lo mismo dicen infinidad de otras religiones, iglesias, creencias, etc. Esa es una gran mentira. Eso dicen, porque saben que el ser humano es un ser complejo, con una mente compleja en la que se pueden instalar programas, creencias, que luego son definitivas en la vida de una persona. Si alguien, de niños nos dijo que la voluntad de Dios es lo que dice alguna iglesia en particular, eso quedara grabado en nuestra mente profundamente y hasta la olvidaremos. Pero ese es el secreto de una creencia, que una vez instalada, actúa desde las sombras. Y entonces, con el tiempo, por más que nosotros queramos hacer algo que vaya en contra de esa creencia, no podremos. Ese es el poder de las creencias, y así, tiene sentido que la iglesia católica por ejemplo se empeñe en que los seres humanos sean introducidos en sus ritos y dogmas desde niños. Saben que una vez hecho eso, no podrán escapar hagan lo que hagan. 

Muchas situaciones desdichadas que viven los seres humanos tienen su origen en la creencia de que la voluntad de Dios está en alguna iglesia en particular, y que al no estar allí, no están haciendo la voluntad de Dios. Qué locura. 

El mejor ejemplo de que la voluntad de Dios está en todo, está en las personas que creen en diferentes dioses, cada una de ellas dice que está haciendo la voluntad de Dios. Si miramos con cuidado, todos logran sus objetivos, sus metas espirituales y materiales, porque Dios es así, y su voluntad es la voluntad del católico de cristiano protestante, del budista, del judío, del ateo, etc. 

Cada quien cree en su dios, o en sí mismo, y aunque alguien diga que solo él está haciendo la voluntad de Dios, la realidad le demuestra que todos hacen la voluntad de Dios, porque nada, absolutamente nada podríamos hacer si no fuera la voluntad de Dios.

Toma muchos años el desinstalar de la mente los programas absurdos que nos han instalado desde niños. Toma toda una vida diría yo. Luego, te das cuenta de que siendo Dios infinito en amor, y creador de todo, y que sin Él nada existiría, su voluntad por ese hecho, también, está en todo. 

Es verdad cuando las iglesias dicen que Dios es amor, lo es. Es un amor incondicional para con todo, para consigo mismo en realidad, porque Dios al ser absolutamente todo, se ama a si mismo incondicionalmente (es el maestro de eso que llamamos amor propio), y no se juzga ni critica por ninguna de sus creaciones. Se complace expresando su voluntad en todo.

Dios nos enseña a amarnos con plenitud y totalidad, sin juzgarnos, ni criticarnos. Y no podría ser de diferente manera, porque somos Él. Dios nos dice Tú eres mi hijo, así como se lo dijo a Cristo. Pero nos confundimos y pensamos debido a intereses, que solo él era el hijo de Dios. Todos somos hijos de Dios y todos somos primogénitos. Y al ser hijos de Dios, su voluntad es la nuestra, y nuestra voluntad es la voluntad de Dios. 

No importa qué hagamos, estamos haciendo la voluntad de Dios, la diferencia está en que si colaboramos con la vida, tendremos una existencia, plena, llena de alegría y satisfacciones. Y si colaboramos con la muerte, muerte y dolor recibiremos. Nosotros creamos nuestro destino, nuestro futuro, con nuestros actos, pensamientos y sentimientos. Para bien o para mal, igual Dios nos ayudará a lograr nuestros objetivos.

Si en todo está la voluntad de Dios, lo que nos toca como humanos es crear y recrear las leyes, reglas, moral, mandamientos, etc., para así garantizar que cada persona en este mundo tenga una vida plena, llena de satisfacciones que le hagan buscar sinceramente una espiritualidad nueva, sincera, sin trabas, ni confusiones, ni intereses que le hagan perder el tiempo y finalmente la vida siguiendo la espiritualidad actual absurda, que aun siendo absurda, es también la voluntad de Dios.







Ivan Guevara

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