FELIZ 2016

Antes que nada, quisiera comenzar agradeciendo  las quinientas mil visitas a este blog. Cuando comencé a escribir, nunca pensé que tantas personas leerían lo que comenzó siendo algo así como un pasatiempo.




Este año (2015) fue para mí, uno de profundo aprendizaje y dolor. Hubo momentos en que pensé que moriría, y de alguna manera fue así. El Ivan de comienzos de este año, ya no es, se quedó en algún lugar y murió. Renacer, para mí, fue un proceso doloroso. Fui mi madre y fui el hijo al mismo tiempo. Me parí, y aún no termino.

Algo pasó en este año, la aventura de conocerse que hasta ese momento fue agradable, alegre, y disfrutable, se tornó en una experiencia dolorosas y llena de temores.  A veces pienso que buscar más allá de lo que se debe, puede llegar a ser contraproducente. En este mundo las cosas son mus simples a simple vista, pero el trasfondo de cada pensamiento, sentimiento y acción, es abstracto.

Aprender es el acto más sublime de valor y arrojo. Así, me involucré en una experiencia en la que conocerse se convirtió en una experiencia de terror. No sabía si algún día terminaría todo, y lo peor, no sabía cómo terminaría. Pensaba siempre en un desastre, pero, muy dentro de mí “mañana será otro día” era una voz que se repetía con insistencia. Y así fue,  siempre, el mañana era otro día, y aunque parecía igual que el anterior, era tan diferente, y era  una oportunidad más para conocerse.

En la búsqueda de lo que hay más allá, muy pocos están dispuestos a pagar el precio, cuando realmente se va a buscar eso que está más allá. Pero si  uno lo hace, y sale bien librado, es una lección increíble de amor, paciencia, y valor. No hay nada que valga más que conocerse sin distorsiones, sin ilusiones, sin mentiras interesadas. El verse a uno mismo, tal y como es, puede ser la experiencia más aterradora que uno haya vivido. El conocer experimentalmente lo que uno es realmente, es un acto que en algún momento, cada quien deberá vivir.

Conocer nuestros miedos, sintiéndolos en cada célula es una experiencia que hace que quieras salir corriendo. Pero, ¿donde uno va ir? ¿Dónde huir? ¿Dónde escapar? no podemos, donde quiera que vayamos, llevamos lo que somos. 

El miedo, el miedo, gran maestro. Hay miedos y miedos. El que me tocó experimentar, fue de los peores, casi enloquezco. Afortunadamente, no fue así. Más allá de todo lo que experimenté, más allá de todas las circunstancias que me tocó vivir, siempre, había algo que me decía “todo va a pasar”.  Así, cada día, cada noche, nunca se repitieron. Eso fue lo mejor. Cada día era una lección diferente de la que en su momento escribiré.

Todo es abstracto; más allá de la sencillez, de la simpleza del ser humano, hay una complejidad indescriptible. Todo lo que sé, quedó corto. En fin,  les deseo un feliz Año Nuevo y que sigan aprendiendo. Cuando se acaba el aprendizaje no queda nada. No queda ese asombro ante lo desconocido. No queda el estímulo que tanto necesitamos los que siempre andamos buscando cosas nuevas.








Ivan guevara

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